Nació a finales del s. III en el seno de una familia pagana. Su padre era Gobernador romano y su madre de ascendencia real.
Conoció el cristianismo a escondidas en su casa a través del testimonio de los mártires interrogados por su padre.
Movida por la fe, cogió los ídolos de oro que su padre tenía en casa, los hizo pedazos y los distribuyó entre los pobres.
Este hecho irritó tanto a su padre que, para castigarla y hacerla desistir de su fe, la sometió a terribles tormentos: la mandó azotar; fue echada, atada a una piedra, a un lago, de donde fue sacada por un ángel; más tarde introducida en un horno encendido, donde permaneció intacta durante cinco días; etc., y finalmente clavada con flechas a un poste donde entrego su vida a Dios. Tenía ONCE AÑOS.
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